Hoy, {100 tonos de verde} se embarca en una nueva aventura, participar en el encuentro de
Hoy Compartimos...
Hoy Compartimos es un blog con una idea fantástica, la de reunir a un grupo de bloggers de diferentes temáticas para postear, cada mes, un tema común.
Para mi es un honor ser miembro de este blog y poder participar en esta iniciativa. Así que, a partir de ahora, el cuarto lunes de cada mes estará dedicado a esta magnífica idea.
El tema de este mes de Febrero no podría gustarme más... ¡un día perfecto! y nada más leer de qué tendría que ir la entrada, vino a mi, una imagen de este verano...
Me encanta viajar y estas pasadas vacaciones tuve la suerte de poder hacer un crucero. Visité ciudades increibles y lugares fantásticos como el que te enseñé el otro día
aqui. Uno de los países que más me sorprendió fue Grecia y más concretamente la isla de Mykonos.
Es una isla de contrastes, por una parte está su lado más divertido y fiestero, con playas llenas de discotecas para poder echarte un baile a cualquier hora del día, y por otra parte una isla con tradición, tranquila y con lugares llenos de encanto. Ese es el lado que quiero mostrarte y del que disfruté muchísimo.
Uno de los rincones más encantadores de la isla es "la pequeña Venecia", un conjunto de casitas, que no superan las tres plantas, y que están construidas sobre el mar. Un lugar en el que disfrutar comiendo en cualquiera de sus pequeñas tabernas y viendo un precioso atardecer.
Un símbolo característico de la isla de Mykonos son sus famosos molinos de viento. Se dice que había tantos por los fuertes vientos que azotaban a la isla y que hacían fácil su utilización para moler productos agrícolas.
Actualmente se conservan estos molinos como emblema de la isla. Aunque algunos no están en funcionamiento siguen conservando ese blanco impoluto característico de las construcciones griegas.
Uno de los más famosos es el molino de viento de la zona de Bonis que hoy en día alberga un museo en su interior.
Mykonos es un laberinto mágico de estrechas callejuelas empedradas, con casitas de un blanco radiante, de no más de dos alturas, con ventanas y balcones pintados de un azul intenso y llenos de flores de multitud de colores.
Las casas se pintan una vez al año, al igual que las líneas del suelo que quedan entre las piedras. Cada vecino se ocupa de pintar su parte y así dotar a la isla de ese encanto especial.
Es una delicia pasear por sus calles, entrar en las tiendecitas de abalorios realizados con piedras de la isla, sentarte en una pequeña terracita a descansar y tomar un delicioso helado mientras observas a los turistas mezclarse con la gente que vive allí.
Es tan pequeñita que, alquilando una moto durante unas horas, puedes explorar cada rincón de arriba a abajo, disfrutar del sol, de sus playas, sus gentes, sus preciosas construcciones, en definitiva, disfrutar de...¡un día perfecto!
Si quieres ver las propuestas del resto de bloggers no tienes más que pinchar
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¿Has estado en Mykonos? ¿Te ha gustado mi día perfecto?