{100 tonos de verde}: ¡Un hogar que enamora!

Hace unas semanas recibía un correo de una de mis primas enseñandome una casa que le había encantado y suponía que a mi también me gustaría.

Y por supuesto, dió en el clavo porque, no es que me guste, es que... ¡quiero vivir allí!

Se trata de la casa de Penelope Dullaghan, una talentosa ilustradora que vive en Indianápolis, no dejes de ver su página web. Su hogar es tremendamente agradable y acogedor. La clave es la perfecta combinación del color miel de la madera con el color blanco de las paredes, molduras y textiles.

La esencia de esta casa, aunque pueda pasar desapercibido, es el magnífico pavimento de tableros de madera que inunda toda la casa. Me encanta la disposición de tableros estrechos y alargados dispuestos paralelamente unos a otros... ¡sencillamente espectacular!

VESTÍBULO

Ya sabes que una de las estancias por las que siento debilidad son los vestíbulos y este me parece que tiene una idea fantástica.

Como la vivienda no dispone de un armario de entrada, en una de las paredes se ha creado un zócalo alto, en el que se disponen dos hileras de ganchitos a modo de perchas. Este zócalo termina en una preciosa moldura que hace las veces de repisa.

SALÓN

¡Qué puedo decir si las fotos hablan por si solas! No sabría definir el estilo de esta vivienda pues me parece que es el estilo propio y característico de las personas que habitan en ella.

Si te fijas hay un montón de materiales reinando en este salón, pero están combinados con tanto acierto que hacen de esta estancia un lugar cálido y confortable. Textiles, en el sofá, alfombras y cortinas. Metal, en el pie de la lámpara y en la mesita auxiliar. Mimbre, en el revistero y en las cestas para guardar cojines y mantitas. Piel o cuero en el sillón individual. Y, la gran protagonista, la madera, en estupendos muebles de gran calidad.

COMEDOR

No tengo palabras para describir este maravilloso comedor... ¡es extraordinario!. Todo el protagonismo se lo lleva la majestuosa mesa central de madera, rodeada de unas románticas sillas blancas. ¡Ay, me imagino pasando estupendas sobremesas de domingo!